mucha gente todavía ignora que nuestros antepasados

 nos legaron un gran proyecto natural protector, del cual somos todos herederos, de generación

en generación. 

La comunidad humana mundial, dividida, estresada, preparada al enfrentamiento interno, parece temporalmente en falta de proyecto colectivo común de interés general.

Es decir de proyecto verdaderamente provechoso a todos, que sobrepasa las divisiones religiosas, políticas, comunitarias, raciales, y que incita a una cooperación solidaria en el interés general de toda la especie humana. Mucha gente mal informada piensa que no es posible.

Este proyecto existe sin embargo, reforzado desde más de 26 siglos por valores humanistas metaculturales, compartibles por todos los Seres humanos de buena voluntad. Un proyecto autogenerado naturalmente por la Humanidad en evolución, según una tendencia universal, como nuestro sistema viviente planetario global, construido progresivamente por las interacciones complementarias autocorregidas de sus elementos. Esta tendencia induce una fuerza estructurante que asegura la cohesión progresiva del conjunto humano.

De hecho, como vemos el árbol que cae pero no el bosque que crece, vemos menos la maduración continua de la sociedad humana que sus accidentes. Es por eso que este proyecto quedó mucho tiempo subyacente, intuitivo, y poco formulado en el gran público, pero tiene tal potencia que nada hasta entonces pudo pararlo. Incitó, y todavía incita la Humanidad a desarrollar, luego a coordinar, sus culturas, sus pueblos, y sus recursos, haciendo el conjunto humano cada vez mejor capaz de prosperar y de sobrevivir solidariamente en un medio ambiente donde numerosos obstáculos y peligros nos amenazan, muy más allá de los acontecimientos climáticos o políticos del momento.  

Una mundialización del conjunto humano es pues una tendencia natural que puede útilmente ser estructurante y protectora, a condición evidentemente que no sea pervertida ni acaparada por intereses particulares, contra el interés general humano, y que sus fenómenos de competencia conflictiva interna sean bien regulados. Y para esto, no hay necesidad de abolir las fronteras, en la medida en que son tabiques filtradores protectores que dejan pasar solamente lo que es benéfico a la población a la que protegen, sin impedir por eso una comunidad más ancha, si es suficientemente protectora, bien equilibrada, y arbitrada en el interés general. Tal diversidad bien administrada es una ventaja evolutiva.

El deber de los/las que saben es informar sobre este proyecto los/las que todavía no saben, devolviendo el proceso cada vez más consciente y participativo.

Porque, resultando de las interacciones permanentes de todas las fuerzas de la sociedad humana, la calidad de este proyecto depende de las aportaciones constructivas del máximo de Seres humanos. Se funda sobre la sinergia y la dinámica inteligente de la colectividad humana la más grande posible.

Desde hace siglos, grandes pensadores de todos origenes aportaron a eso sus contribuciones, mejorando las posibilidades de elección de la Humanidad para prosperar en su medio ambiente y en su sociedad.

Convenios internacionales votados por la Asamblea General de la ONU prosiguieron parcialmente su espíritu. Desgraciadamente, la ONU no tiene (o no tiene más) estructura y medios bastante eficaces para hacerlos verdaderamente conocer y aplicar. Para suplir a la carencia temporal de eficacia política instituida, la sociedad civil mundial ha de tomar el relevo.

Porque este proyecto-patrimonio portador de esperanza, que pertenece a todos, puede ser compartido y mejorado por lo más posible de Seres humanos, gracias a los progresos de los medios de comunicación modernos, con el relayo de organizaciones de buena voluntad.

Su formalización contemporánea es el eco-humanismo. Pero su contenido es más importante que su denominación. El humanismo es una de las más antiguas expresiones metaculturales históricas, cuya última formulación mayor, el ecohumanismo, sitúa eficazmente el hecho humano en su medio ambiente y en su sociedad, haciendo la Humanidad cada vez más consciente del proyecto evolutivo proactivo que desarrolla naturalmente para asegurar su supervivencia y su progreso, muy más allá de nuestro presente perturbado del momento, pero capaz de corregirlo.

Pongo en línea aquí mi contribución a su reparto, y invito cordialmente cada uno(a) que se compromete también en esta vía de preservación inteligente de la Humanidad en su medio ambiente y en su sociedad.

Hay muchos placeres, buenas relaciones, ventajas, a sacar de un tal compromiso, que asocia en armonía el interés individual y el interés colectivo. Continuemos realizando todos juntos NUESTRO proyecto,  protegiéndonos no obstante de humanismos falsos, en particular "liberales", de cuales manipuladores visten sus maniobras, ignorando hipócritamente que el abuso o el exceso de libertad es tan nefasto para la cohesión societal como una falta de libertad. La preocupante conflictividad generalizada del momento es una triste consecuencia de eso ; lo que justifica todavía más la realización de un gran proyecto colectivo  capaz de corregir todo esto.

 

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